La velocidad se convirtió en un virus y afecta a todo el planeta. Stefan Klein advierte que estamos atrapados en el ritmo de la industrialización y el comercio. El cambio de horario es un ejemplo contundente de esa dinámica y la comunicación digital su corolario. ¿Hacia dónde vamos? La verdad es que hacia ningún lado, ¿entonces¿ ¿No sería mejor desplazarnos a otro ritmo? Digo, nuestro ritmo, el que necesitamos.
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